Ignorantes Revoltosos Organizan Nativos Inequívocamente Americanos.

(((¿Que onda purretes?, me fui de vacaciones a Tutuca y no tuve tiempo de terminar Juan 5, pero ya casi estamos. Y a modo de "Juan 5 Coming Soon" les dejo una historia llamada..."Ignorantes Revoltosos Organizan Nativos Inequívocamente Americanos..")))


     Durante el sexto día de fiesta, del 126° aniversario de la fundación del pueblo, los habitantes se reunieron en la plaza. Habían montado un escenario inmenso en el cual se desarrollaban diversos espectáculos. La noche fue llegando poco a poco, y la cantidad de personas aumentaba gradualmente. Todos esperaban algo, pero nadie sabía qué. Fue entonces cuando un hombre canoso y avejentado se subió al escenario lenta y pausadamente. Se paró frente al estrado y observó a la bulliciosa multitud, que se acercaba murmurando. Luego de un momento de silencio, comenzó a hablar fuerte y claro. Para que cada uno de los presentes lo recordara hasta el ultimo día de su vida y teniendo fe en que no serían los únicos, confiando en que el mensaje se transmitiría. Y lo que dijo fue:
   
     "Para empezar, buenas noches. Me pregunto como debo llamarlos... ¿Público?, sería subestimarlos. ¿Hermanos, amigos?. No, claramente sería sobre estimarlos pues no conozco a casi nadie de entre ustedes. ¿Como nos podemos sentir identificados entonces?. ¿Como pueblo?. No, muchos de entre nosotros no pertenecemos al mismo pueblo, aunque ocupemos la misma nación. No me gusta la definición de pueblo a la que nos acostumbramos. No me agradan las divisiones, los limites y las fronteras, me hacen sentir ahogado, sofocado. No me brindan la contención que deberían. Algunos se preguntarán "¿No tiene acaso este viejo loco nada mejor que hacer que ponerse a pensar una forma de llamarnos?", y tendrán razón. No debo llamarlos, y no los llamaré. Ustedes solos deben venir, ustedes deben estar interesados, ustedes deben querer escuchar. Por eso les digo, a quienes quieran escuchar, una de las pocas verdades que existen, la verdad a secas, sin adornos, sin filtros. ¿Cual es?, se preguntarán algunos, otros ya habrán dejado de escuchar. Todo es una mentira, y esa es la verdad. Ustedes son una mentira, yo mismo lo soy. Nuestra naturaleza lo es, atiborrada de modelos, poses, comportamientos fingidos, falsedad disfrazada de moralidad. Asqueada de leyes y normas que rigen nuestro accionar. Al demonio con ellas, que me tomen por loco, es mas fácil que aceptar la verdad y dejar de vivir bajo estúpidas, arbitrarias y añejas normas y códigos. Y no hablo de cuestiones legales ni de convivencia, no, me refiero ni mas ni menos a lo mas profundo de cada uno de ustedes, a su ser. A su acto de vivir, sin cuestionar la forma en que cada uno decide vivir su vida, que es única y personal. Me refiero a la forma en que cada uno "Es". Las mentiras están dentro de sus cabezas, pero la verdad está ahí afuera, solo hay que interesarse en buscarla, y encontrarla. Nadie sabe como es, nadie sabe a ciencia cierta donde encontrarla. Tiene muchas formas, una por cada punto de vista que pueda existir sobre la inconmensurablemente vasta extensión que llamamos Mundo. Cuya exacta definición no es más que "el conjunto de todo lo que existe". Esas mentiras, que habitan en nosotros y nos acompañan a lo largo de nuestras vida, son tan fuertes que se adueñan de nuestros sentidos. Sin darnos cuenta comenzamos a percibir nuestro entorno de acuerdo a la forma en que esas mentiras lo perciben. Entonces creemos fervientemente que nuestro Mundo no es mas que aquello que percibimos a través de nuestro conjunto de mentiras. Y es este error garrafal el que nos arrastra a confiar en misticismos, religiones y dioses. ¿Que ser. dueño de vuestra existencia, puede haber aparte de ustedes mismos?. ¿Que otro destino puede existir, aparte del que marque cada uno de ustedes mientras avanza por el finito camino de la vida?. La perversión y crueldad que presentan aquellos excelsos dioses es muestra sobrada de que parten de los mismos seres humanos, y no viceversa. Los seres mas poderosos no son mas que las proyecciones del hombre siendo poseedor de semejante poder. ¿Como de poderosos se siente ahora?, sabiéndose artífices de sus propios creadores, ¿Acaso alcanza para brindarles seguridad?. ¿No es eso lo que siempre buscamos?. ¿Que nos da más seguridad que aquello que nos quita nuestra mas pesada carga?. La responsabilidad de nuestra vida, de nuestro destino, de nuestra existencia. Algo de lo que cada hombre debiera considerarse responsable. ¿Cuantos males se evitarían?. La responsabilidad es un concepto muy amplio y no debe tomarse a la ligera. La variedad de sus significados puede prestar a confusión. No tomemos la responsabilidad como una culpa, sino como una obligación. No somos culpables de ser quienes somos, pero no podemos negar la obligación que tenemos de serlo. El simple hecho de haber tenido la suerte o desgracia e ser quienes somos no es razón suficiente como para depositar dicha responsabilidad en nadie mas que nosotros mismos. Es esa responsabilidad la que hoy me obliga a estar parado frente a ustedes, un manojo de oídos,  una multitud de seres, un grupo de individuos, diferentes y únicos. Aquí estoy para decirles mi verdad y para alentarlos a que busquen la suya. Abran los ojos, pero no miren solo al exterior. Miren también dentro suyo, detrás de todas esas mentiras. Luego salgan a buscar sus verdades, les aseguro que existen. No se aten a modelos, normas, exigencias. No se dejen engañar y tan solo vivan sus vidas de manera responsable..."

      Luego de esto calló y lentamente abandono el escenario. La multitud quedó muda y poco a poco, sin decir nada, fueron vaciando la plaza. Esa noche todos se acostaron temprano, los bares y clubes nocturnos cerraron y la ciudad se detuvo. Durante la noche, la gente que ocupó la plaza, no dejó de pensar en las palabras de aquel viejo. Antes de dormirse, casi todos decidieron generar un cambio. Un cambio que podría hacerlos realmente felices, un cambio que sería el primero de muchos, el comienzo de algo magnifico.
      El amanecer llegó, pero ya no había nadie para observarlo. Un desastre natural había arrasado con el pueblo y todos sus habitantes. Demostrando de una vez por todas que es la vida, y no el hombre, quien mejor domina la ironía...