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martes, 27 de noviembre de 2012

De los días de mierda.


Y acá vine yo a enterrar el escrito de Pomelo. Jaja, te cagué gil, ¿pensaste que iba a ser Tiier?, ¿vieron qué original que soy? No se preocupen, esta originalidad se potencia con cada línea de este escrito, les aviso de antemano que NO van a encontrar nada robado, yo no hago esas cosas.

Después de una mañana que explotó como una coca abierta justo después de ser batida enérgicamente durante 1.2 minutos, he decidido reaparecer por acá. Me hago la que me fui como las chicas de LIA! así se ponen a preguntar por mi también. Y en esta clase de días, en los que pensás que hubiese sido mejor que no salieras de tu casa, también pensás otras cosas profundas y trascendentales, como si la suprema a la Maryland debiera llevar la salsa de choclo por encima, o aparte, o como que te pusiste dos medias diferentes porque tu jermu te corrió con la aspiradora antes de que termines de prepararte para el laburo.

Días de mierda... si los habrá. Esos días en los que te convertís en un ktrask absoluto. Hacés todo al revés. Te das cuenta de que hace semanas enteras que venís haciendo todo al revés. O no. O capaz venís haciendo todo bien y también te das cuenta de que no sirve para un carajo. Pero la mala suerte es tu compañera hoy. O la torpeza, exacerbada por unas birras de la noche anterior.

Días en los que te levantás, te preparás unos mates ((amargos, obvio)), y cuando encarás para poner la pava te quemás los pelitos de la muñeca con la hornalla. La puta madre. Hoy va a ser un día muuuuuy largo. Te bañás y en el medio del duchazo, PUM, baldazo de agua fría. Ah, no, se apagó el calefón. Bueno, e'lo'mesmo.

Salís de la ducha y te resbalás, por suerte no te caés, pero quedás a un paso del infarto por el susto. Te tiemblan las manos y hasta se te pianta un lagrimón de impotencia. Seguís puteando por lo bajo mientras no lográs acomodar un puto pelo en su lugar. Mandás todo a la mierda "Ma sí, hoy salgo despeinado" decís.

Emprendés el viaje hacia el laburo. Tu horario de entrada es a las nueve, saliste de tu casa a las ocho, fair enough. Enough? ¡Nop! El troll del día de mierda está ahí agazapado esperando tu próximo paso para conquistar tu camino justo 3.4 milisegundos antes de que vos lo tomes. Embotellamiento. Puteás de vuelta, recordás que justo hoy no te quedaste dormido ((¿Por qué? suplica un segundo pensamiento)), el despertador sonó a las siete, pero a las seis te habías levantado con tu característico insomnio, osea que ya estabas despierto. No ves la hora de que lleguen las cinco para que nada más falten cuatro cuartos de hora para tu salida... Tres días te quedaste hasta tarde, y sabés que no te van a pagar ni dos de esas horas, así que no querés volver a hacerlo. Tema jodido el de las extras. No pagan las horas extras. Nunca lo hicieron. Ni una. A nadie.

Pero recién son las 0830 y estás atascadísimo en ese embotellamiento, el tránsito va más lento que Fher después de perder 68 puntos de IQ. O 56, andá a saber. Repetís de vuelta que va a ser un día larguísimo y agregás un statement más a la repetición, que dura todo el viaje "¿Qué hice yo para merecer esto?".

Entrás entonces en un profundo debate con vos mismo. "¿De verdad no hice nada? ¿Soy realmente una víctima de todo esto? ¿Y yo qué me iba a imaginar que el troll de los días de mierda se iba a aparecer justo hoy?" Y varias cosas por el estilo que no solés preguntarte en tu día a día, salvo cuando tenés un rato al pedo ((como cuando estás atascado en un embotellamiento)). 

Me encanta, though, llegar a la oficina con la cara como si me hubiese estado cagando a piñas toda la noche, con las ojeras de un violeta brillante sin igual y que todo el mundo se de cuenta de que estoy "apagada", por si se lo preguntan soy una campanita todo el tiempo. Con todo lo cursi que eso suena. Es divertido analizar la reacción del 5.6% de tus conocidos, los que nunca se preocupan en lo más mínimo por vos... nunca, pero hoy de repente todos parecen conocerte y decirte "Uh, qué mal se te ve... ¿Estás bien? ¿Te pasó algo?"

La respuesta no se hace esperar. "No". A lo que responden "No ¿qué?". "No sé". "¿Qué?". "Qué ¿lo qué?". "¿Qué de qué?". "¿Cómo?". La puta que te parió, ya me tenías que cagar la seguidilla.

Ah, sí, tengo una doble que escribe muy parecido a mi, pero tiene otro nombre, como uno que todos conocen que parece que suele quemarse seguido los pelitos de las muñecas y pasa el rato cambiándose el nombre, creyendo que los demás no se dan cuenta.

Sigue el día... de mierda.

Te cae laburo a montones, laburo que apenas sabés hacer. Si no entienden, lean esto y después sigan. Eso contribuye a tu malestar. Sumale a esto un dolor de cabeza leve, pero amenazante cual felino al acecho. ¿Qué podía pasar? NO TE ANDA OFFICE. Llamás a sistemas y vienen a "arreglarlo". No sabés cuánto tiempo pasa, pero la verdad, tampoco te importa, hoy en realidad no te importa nada. Sólo deshacerte de ese maldito troll. "Te estoy aniquilando el tiempo de laburo, ¿no?", te pregunta el de sistemas. "Nah, qué va, vos tranqui", le contestás, sabiendo que no llegás ni en pedo a terminar todo. Entonces decidís pasar 7.8 minutos de tu valioso tiempo al pedo en la terracita/balcón fumando un pucho, mientras el vago de sistemas te instala el Office 2010 y otro soft que no entendés, algo para acceder a escritorios remotos, o un acceso directo al troll de los días de mierda, versión 9.0, no sé.

Son las 1100 y ya te fumaste más de medio atado. ¿Nervios, quizás? Después de todo lo que te pasó, ya te esperás cualquier cosa. Tenés hambre pero el estómago cerrado "A ver si me agarro Anthrax comiendo algo, mejor lo dejo para otro momento eso de comer", pensás en voz alta mientras te fumás ese pucho en el balcón/terraza. Decidís que lo mejor es guiarte por la inercia y dejás de tomar decisiones. Que la vida siga su curso. ¡Uh! El curso... hoy termina. La puta que lo parió, seguro que con el troll este pegado al culo que traigo la profesora se olvida mi certificado de cursada y tengo que volver otro día. Ah, se les mezcló eso eh... no saben si lo dije yo o el personaje que está siendo trolleado. Meh, la idea es que no entiendan nada y divaguen un poco con cosas que seguro le han pasado a más de uno.

Sigue tu tarde y decidís escribir un posteo en tu página, que termina siendo una mierda, como todos los demás posteos que hay en tu página, potenciado encima por la acción del troll. Entonces hacés otro de inferior calidad para la página que compartís con cinco pibes que prácticamente no sabés ni quiénes son. Total, les va a gustar igual. Jaja, leen cualquier cosa esos idiotas... "Callate, pelotuda, ¿no ves que están leyendo?". La concha del pato, ¿no ves lo que te digo del día de mierda que estoy teniendo?

Como les decía, querido y distinguido, pero por sobre todo, ejemplar público plinense... Sigue el día... el que les venía contando, ese, el día de mierda.

Entonces llega la tan esperada hora de salir. "¡¡Libre al fin!!", exclamás. Y te dirigís con tus auriculares al mango ((speaker boost activado, oS corS)) al curso, rogando que la profesora haya traído tu certificado. Con suerte este será el último día que pises el instituto hasta el año que viene. Y ¿Qué pasa? No, no lo van a adivinar NUNCA.

Te patea el auricular. Sí, te patea el auricular. Esto me pasó posta. No, no le salieron patitas y me cagó a patadas, me dio una descarga eléctrica.

Pensás "Cartón lleno", pero después recordás que al día le quedan como seis horas más. Y sudás la gota gorda. Como le gusta a tu hermana. ¿Vieron que no le robé nada a nadie? Purita originalidad en su máxima expresión.

El troll se cansó y se fue a joder a otro boludo. Porque esas últimas seis horas de tu día transcurren sin el más mínimo incidente. Para cuando te vas a dormir, recordás todo y decís "Jaja, qué día copado... esto me va a dar de qué hablar algún día..."

6 comentarios:

  1. Días de mierda... si los conoceré. Esos días en que lo primero que pensás es "por qué carajo me levanté?" o "por qué carajo seguí de largo?".
    Esos días en que no solo el primer pie que ponés en el piso es el izquierdo. Encima apenas pisás, un dolor punzante te recuerda que no levantaste los vasos rotos del otro día. (?)
    Esos días que si vinieran marcados en el almanaque, uno no saldría de la casa. Ni tan siquiera abriría las ventanas, por miedo a que entre un loro con psitacosis...
    Esos días, como bien dijo usted, tienen la particularidad de generar potenciales relatos anecdóticos...
    Pero la del auricular... Nah!, Mortal XD

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  2. Pobre Fher... lo taparon por un escrito sin imágenes.

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    1. Woah, 22 segundos antes, que sincro papá!
      Sí, que mala es jaja.

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  3. Que el auricular te patie (sí, con i) es heavy.
    Lindo relato Mistress, gracias por recordarme que no soy el único al que le pasan esas cosas y que solía tener más IQ.

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  4. Tenía un comentario re ingenioso para poner pero me lo olvidé así que.... tetas.

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