Hubiera estado buenísimo no perderla, pero las vueltas de la vida hicieron que se aleje de mi para siempre.
Una fría mañana de Septiembre, cuando el invierno, que había estado laburando de patova, aún se cagaba a palos con la primavera que quería entrar antes del 21, me dispuse a enfrentar mi rutina diaria con pesar, o modorra, no sé. La cuestión es que me estaba costando un huevo levantarme, probablemente se debiera a que me acostaba a dormir a las diez millones, o a que estaba saliendo más, o a que dejé de drogarme, o a que volví a hacerlo. Misterios.
Pero ahí estaba yo, frente al espejo, intentando descifrar si lo que veía eran simples ojeras, maquillaje corrido, o me habían cagado a trompadas la noche anterior y no lo recordaba. Decidí que eran ojeras. Desde que sonó el despertador, hasta que salí a la calle fue todo igual que siempre, incluso hasta que me subí al bondi.
Paré el 10, lo tomé con mucha dificultad, como es normal tomar un bondi a las 0800am. Es un horario en el que "amabilidad" puede significar llegar tarde al laburo. Este día me pasé la amabilidad por el quinto forro, que siempre me pregunté por qué es el quinto y no el cuarto, o el primero incluso. Cuando el chofer se dispuso a cerrar la puerta entonando un melodioso "¡¡¡GUARDA QUE CIERRO!!!", la gente que se había subido conmigo se amuchó para entrar y alejarse lo más posible de dicha puerta, con lo que quedé a un costado. En la siguiente parada, en la que no entiendo por qué carajo abrió si estaba que reventaba, daba la sensación de que con una persona más iba a explotar el bondi, quedé atrapada entre la puerta y un caño, no contento el chofer con abrir a pesar de que se le caían pasajeros por las ventanillas, arrancó y dejó la puerta abierta unas cuantas cuadras, con lo que ya, debido a la presión, sentía que el borde me tocaba el huesito de la pierna, sí, ese que no sé cómo se llama, el que une con la cadera... ¡claro que dolió, la puta madre!
A medida que avanzaba en el recorrido, fue descomprimiendo la cantidad de gente, con lo que pude extraer mi tarjeta SUBE del bolsillo trasero de mi cartera y abalanzarme a sacar el boleto para que el chofer no me puteara.
Algo así |
Lamentablemente ya estoy acostumbrada así que no daré muchos más detalles de cómo te apoyan y te empujan, para más información véase este post.
No sabía cuánto la extrañaría ni cuán perdida me sentiría al no tenerla más cerca de mi. En en mi bolsillo, recordándome que soy parte de esa mugrosa èlite que paga el boleto $0.75 menos. Pero para cuando llegué al trabajo me entró la desesperación y grité "¡Sálvese quien pueda!", o más bien creo que dije "che, me parece que perdí la SUBE". Enseguida me recomendaron que la denuncie, cosa que no hice hasta unas cuantas horas después por internet. La cuestión es que al terminar de rellenar el formulario, recibí un mensaje que decía que en 48hs estaría disponible mi nueva tarjeta para ser retirada.
Rellename el formulario - ¡ja! ¿qué se pensaban? ¿que iba a admitir que la perdí? Jamás, la imagen ante todo (?) |
Finalmente se cumplieron las 48hs y pasé a retirar mi tarjetita por una sucursal de Correo Argentino. Muy oronda me presenté ante las empleadas de dicha institución e inquirí sobre mi asunto.
Lu: -"Hola, acá es para sac..."
Empleada: -"Sí, acá."
Lu: -"Pero yo había denun..."
Empleada: -"Sí, acá, con el DNI"
Me rellené la cola con la mano del formulario.
Pará, eso sonó mal.
A ver, "Me puse en la cola luego de rellenar otro formulario, esta vez a mano." Ahí va. Cuando llega mi turno me piden el DNI, el cual entrego, y me entregan una SUBE nueva, acompañada de un punzante "Te sale $15" que pagué con todo el dolor del mundo. Y esta triste muchachita ilusa todavía creía que le iban a acreditar el saldo restante de la anterior.
Empleada2: -"¿Le querés cargar saldo?"
Lu: ((sacándose los auriculares)) -"¿Qué?"
Empleada2: -"¿Le querés cargar saldo?"
Lu: -"Ah sí"
Le cargué $20 y me dirigí de vuelta al laburo... $35 el chistecito de no embocarle al bolsillo de la cartera, qué lo parió. Pero en el camino me di cuenta de que no había preguntado por mi saldo anterior. Suele suceder igual, tengo una característica particular que hace que recuerde/se me ocurran cosas que debí decir mucho tiempo después del momento justo.
Pues bien, así anduve hasta que recibí un mail indicándome que podía pasar a retirar mi saldo anterior, que según los registros ascendía a $14,05. Una bestialidad.
Me dirigí entonces a OTRO centro, porque, claro, las dependencias públicas TIENEN que hacer las cosas difíciles y engorrosas, hacerlo fácil sería muy mainstream. Después de una hora... sí sí, UNA HORA de cola me reintegraron el saldo y pude continuar con mi interesantísima vida. Ahora, con su permiso, querida audiencia, me retiro.
¡Ahí se ven!
En el día del maestro te invito a subirte al Sarmiento para que veas lo que es ser un hoplita. O lo que es meterse en la "doncella de hierro". Como más te guste.
ResponderEliminarsí, sé lo que es, 2 años de terapia me había llevado superarlo, ahora voy a tener que volver a empezar...
EliminarMe sentí como un drogadicto leyendo esto mientras escuchaba Tocata y Fuga en Re menor del maestro Schwarzennegger, también conocido como Arnold "I´ll be Bach"
ResponderEliminarYo no tengo tarjeta sube. Eso me convierte en un paria social?
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